Todos diversos, todos iguales: Una carta desde el corazón
La idea era sencilla, pero desafiante. Era importante contar con el compromiso de las familias para que resultara y cumpliera…

La idea era sencilla, pero desafiante. Era importante contar con el compromiso de las familias para que resultara y cumpliera con el objetivo. Y funcionó, consiguió el propósito y, de paso, reveló otros logros.
Se trata de la iniciativa “Todos diversos, todos iguales”, que lleva a cabo desde hace dos años el equipo educativo de la sala cuna Los Serenitos, de La Serena. La educadora de párvulos Andrea Bazán cuenta que consiste en invitar a las familias, tres veces al año, a redactar una carta a mano alzada y dirigida al equipo, en la cual puedan describir a sus hijas e hijos, para darlos a conocer. Qué es lo que más les gusta hacer, su comida favorita, el regaloneo que más disfrutan, en qué horario prefieren dormir siestas y todo lo que permita representarlas y representarlos en palabras.
“La cartita nos ha permitido reconocer la diversidad, las necesidades de todas y todos los niños, las características propias e intereses y, de acuerdo a eso, nosotras vamos preparando los ambientes educativos, complementamos con nuestros objetivos de aprendizaje y con eso podemos planificar, atendiendo a las particularidades”, asegura Andrea.
La apoderada Paulina Illanes, mamá de Diego Muñoz, da cuenta precisamente de uno de los objetivos del equipo: visibilizar la idea de que todos -niños y adultos- somos diferentes y tenemos distintas fortalezas. “A mí se me complicó un poquito, porque no soy muy buena para escribir, pero yo siempre he estado con Diego, entonces hemos ido de la mano en su evolución y así pude escribir y expresar. Cuando yo escribí esta carta él era muy chiquitito, porque llegó como de ocho meses al jardín. Tenía hartas cualidades, harto desarrollo motor, yo tenía muchas cosas para contar. Por ese ese lado no me costó mucho, sino que más bien redactar, pero lo hablamos en familia y fue como una actividad bien emotiva, porque es retroceder y ver cómo ha avanzado tu hijo”.
Por su parte, Nayadeth Castillo, mamá de Noah Barraza, agrega que “a mí también me costó un poco la redacción, pero yo soy muy buena para hablar, entonces le iba diciendo a mi pareja todas las cosas de Noah. Este año escribimos nuestra tercera carta describiéndolo, porque llegó de seis meses acá. La primera vez nos pidieron detallar a nuestro Noah, cómo es, qué le gusta, qué no, qué canciones escuchamos, entonces darnos cuenta de eso a nosotros como familia nos sorprendió, porque de repente uno dice ‘a todos los niños les gusta jugar a la pelota’, por ejemplo, y no siempre es así. A algunos no les gusta jugar a la pelota o con tierra. A Noah, por ejemplo, no le gusta jugar con pasto y yo no me había dado cuenta, hasta sentarme a escribirlo”, sostuvo.
Pertinencia y aprendizajes
Caracterizar a niñas y niños en el contexto de la Educación Parvularia permite que el equipo pedagógico conozca profundamente a cada uno y así personalizar la oferta educativa, favoreciendo la pertinencia y adquisición de aprendizajes significativos y garantizando un proceso educativo inclusivo.
“También posibilita anticipar apoyos y realizar ajustes adecuados, alineados con los principios de diversificación de la enseñanza, promoviendo múltiples formas de participación y aprendizaje y asegurando el acceso a todos los niños y niñas, con una mirada protagónica de la familia”, manifiesta Claudia Piñones, coordinadora de Inclusión del Departamento Educativo.
La profesional señala que la estrategia de Los Serenitos “permite conocer a cada niño y niña más allá del contexto del aula. Esta instancia incorpora la mirada afectiva y cariñosa de la familia, aportando información relevante sobre sus intereses, fortalezas y avances, especialmente observados en el entorno familiar”.
Igualmente, agrega que “durante el proceso de familiarización, esta iniciativa enriquece la caracterización centrada en las capacidades de los niños y niñas, considerando que, bajo el enfoque de Fundación Integra, la familia es el principal agente conocedor de sus hijos e hijas, particularmente en esta etapa del desarrollo, cuando se encuentran en pleno proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje verbal. Valorar el conocimiento que las familias tienen sobre sus hijos e hijas fortalece la corresponsabilidad educativa y favorece la construcción de vínculos de confianza, fundamentales para promover la inclusión educativa”, asegura.
Elizabeth Alegría, profesional de Inclusión del equipo asesor territorial de la sala cuna, lo reafirma y se pregunta “¿cómo podríamos planificar oportunidades de juego y aprendizaje diversificadas, que sean pertinentes a las formas de aprender de las niñas y niños, si no los conocemos?, en ese sentido la caracterización de cada uno es fundamental y por eso resulta tan interesante esta estrategia de Los Serenitos. Sin duda, además de fortalecer el vínculo con las familias y el trabajo colaborativo con las mismas, es un aporte en la descripción de las particularidades de cada niña y niño, pues viene de quienes más los conocen”.
Y así lo ratifica la apoderada Pabla Rosales, mamá de Bastián García. “Nosotros elegimos Los Serenitos porque anteriormente ya estuvo mi hija Ámbar, quien actualmente tiene 10 años. Ella tiene la condición de Síndrome de Down, igual que Bastián, y en su minuto fue recibida con los brazos abiertos de forma inmediata, a diferencia de otras instituciones, donde fue rechazada solamente por tener una condición. Entonces acá al momento de que yo estaba embarazada y que Bastián venía con la misma condición, inmediatamente pensé en Los Serenitos, porque es el lugar donde a mi hija le dieron mucho cariño, donde se preocuparon de conocerla y capacitarse sobre el síndrome, se preocuparon de hablar con los profesionales que atendían a mi hija, entonces yo dije, estas tías son las que van apoyar ahora a mi Bastián”.
Respecto de la iniciativa de las cartas, la apoderada manifiesta que “como familia nos llama mucho la atención cómo el equipo se preocupa del crecimiento de cada niño y estas cartitas también son una actividad en donde se refleja eso, porque no siempre en otros jardines les interesa saber cuáles son los avances de cada niño. Acá las tías se preocupan de leer las cartitas, de ver cómo la familia se involucra en el crecimiento y el desarrollo, y de acuerdo a eso van trabajando. En el caso de Bastián, nosotros sabemos que tiene una limitación en la motricidad gruesa y es algo que también lo vamos comentado en las cartitas, anotamos sus avances a través de las terapias y las tías se suman a trabajar en ese proceso. Aquí hay un trabajo muy bonito, es una triangulación entre los terapeutas, la familia y la sala cuna. Estas cartas son un instrumento de retroalimentación y son realmente importantes para todos los niños y para todas las familias”.
Pabla Rosales asegura que “puedo decir como mamá que acá en la sala cuna hay verdadera inclusión. Se está realizando una tarea que empieza igual con todos los niños y va haciendo salvedades con cada niña y niño y ese es un interés de las mismas tías”.
Por su parte, la apoderada Angela Astorga, mamá de Antonia Núñez, sostiene que “ha sido bien emotivo. Parar un poquito, preguntarle a mi pareja o a mi mamá, cómo ven a Antonia. Para mí fue emotivo ir escribiendo y de a poco ir viendo cómo fue creciendo, qué cosas le gusta hacer y qué está aprendiendo. Su crecimiento ha sido un proceso muy rápido, tanto que uno dice ‘cómo creció de un momento a otro y ya tiene dos años y pasaron volando’. Pero al final cuando uno lo escribe se da cuenta que ha sido lento, que han pasado varias cosas y uno no se da cuenta todos los logros en ese tiempo tan reducido, ¡aprenden tanto!”
Y agrega quizás lo más relevante que esta experiencia rescata: “yo quiero que ella aprenda que el otro es distinto y que eso no es malo. Que ella también es distinta y quiero que no tenga problemas con eso, que acepte a las personas como son y que a ella también la acepten como es”.
La educadora Andrea Bazán concluye valorando la estrategia. “Es súper gratificante porque nos ha permitido visualizar a todos los lactantes. Cuando no está una carta nosotras sentimos que nos falta algo, que no estamos completas, porque nos ha permitido mucho en los procesos de evaluación, que se han convertido en coevaluaciones, junto a las familias. Realmente podemos observar los aprendizajes, tanto acá en nuestra sala cuna como en sus hogares. ¡Así es que hay que seguir!”, remata.
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